Físico y química - Marta Monroy
Pedro trabaja en Madrid en un laboratorio y le pide a su jefe que contrate más personal si quieren que puedan sacar los proyectos antes de que se hagan viejos, pues con los que son en ese momento no avanzan lo suficiente.
Así que el día en el que su jefe le dice que les van a mandar a dos personas no se lo puede creer, no es que sean muchos, pero por lo visto no es tan fácil encontrar personal cualificado para trabajar en un laboratorio. Las dos incorporaciones vienen desde Londres y tendrá que ponerles al día de los proyectos en los que está trabajando en el transcurso de un mes.
Para ello, le da un dispositivo móvil para que mientras está trabajando les pueda explicar a ellos lo que está haciendo y lo que quieren conseguir. Su primera sorpresa se la lleva cuando es una chica la que contesta al teléfono y le dice que es una de las dos personas que se van a trasladar a Madrid. El primer contacto no es precisamente amistoso, aunque pasada la sorpresa comienzan a hablar y valora que ella se entera bastante bien de lo que le va explicando.
Poco a poco, la relación se va volviendo más amistosa, están todo el día hablando y terminan tocando temas que no son profesionales y conversando fuera del horario laboral. Pedro hasta le ofrece la habitación que tiene libre en su casa para que ella no tenga que buscar dónde alojarse con tanta prisa y sin ver los apartamentos.
Él tiene un poco de miedo de convivir con ella porque es un mujeriego que no tiene problema en tener relaciones con cualquier mujer, sin tener en cuenta su belleza exterior, le da igual cómo sean. Y tiene que reconocer que Lena le ha conquistado por teléfono, se siente muy cómodo hablando con ella y le gusta mucho la dulzura de su voz.
El día que tiene que ir a por Lena y David al aeropuerto a buscarlos, se queda atrapado en el ascensor de su edificio y llega tarde, muy tarde. Por lo que, ella está de un humor de perros y ya estaban buscando un taxi para irse de allí.
Eso sí, las sorpresas no han hecho más que comenzar, porque Lena no es ni parecida a la imagen que él tenía de ella en su cabeza. Tiene un carácter fuerte que hace que esté dispuesta a morderle por su mal humor, y tras esa voz dulce y delicada se esconde una chica con un look gótico, vestida enteramente de negro, pelo del mismo color, ojos y labios igual de negros.
El shock no le deja reaccionar, entre las prisas porque llegaba tarde y encontrarse con ese físico, se queda sin palabras y eso, ella se lo toma fatal. Empiezan muy mal, aunque van a pasar tiempo juntos ahora que, además de trabajar van a vivir juntos, o no?
Nada más llegar a la casa y descubrir que su habitación está decorada para una chica que no tiene nada que ver con ella, Lena se encierra en su cuarto intentando tener el menor contacto posible con Pedro, ¿podrán hablar y entenderse?
Me han gustado mucho sus tiras y aflojas, y sus conversaciones por teléfono o a través de las puertas. Al final, lo que queda claro es que se nos da muy bien juzgar a las personas por cómo visten, pero la mayor parte de las veces estamos equivocados y, perdemos la oportunidad de conocer grandes personas por dejarnos llevar por los prejuicios. Y a la gente que tiene un estilo particular, pues lo importante es que vistan y sean como ellos quieran, sin tener en cuenta a quién les guste, se tienen que gustar ellos mismos.
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